Cómo cuidar los libros antiguos

  • Coloque los libros de tamaño similar juntos en las estanterías, sin apretar mucho unos contra otros. Esto evitará que se curven y se estropeen al sacarlo.
  • En el estante los libros deben estar de pie o de plano, nunca inclinados ni colocados en posiciones en las que tienden a deformarse. No deben colocarse libros de plano sobre los libros que estén de pie en la estantería.
  • Evite dejar papeles ácidos (como por ejemplo, papel de periódico) almacenado en libros, ya que oscurecerá las páginas del mismo. Esto se aplica también a flores y otros recuerdos.
  • Guarde sus libros en un ambiente sano, es decir, un entorno no muy cálido, limpio y sin humedad.  El calor y la humedad excesivos pueden provocar la aparición de moho y atraer a los insectos (dos de los peores enemigos de los libros).
  • Se debe evitar la exposición de los libros a la luz del sol directa, ya que esto puede causar el debilitamiento de la intensidad de los colores de la cubierta o de la sobrecubierta.
  • Procure no doblar las páginas de los libros para marcar hasta donde ha leído. Es mejor usar un marcapáginas.
  • Limpie sus estanterías regularmente ya que el polvo es difícil de erradicar cuando se instala entre las hojas de un libro. Además de abrasión causará manchas al papel, de origen biológico o químico.
  • Evite comer, beber o fumar cerca de sus libros ya que los expone a riesgos tanto inmediatos (como manchas y quemaduras) como mediatos (restos orgánicos dentro de las páginas, que causarán deterioro químico y biológico).
  • Como protección contra las inundaciones, le recomendamos que se asegúrese de que los estantes inferiores de sus estanterías están unos cuantos centímetros separados del suelo.
  • Fotocopiar los libros causa daño mecánico, ya que al presionarlos abiertos sobre la fotocopiadora, se afloja toda la estructura. Cuando se fotocopia una publicación frágil, aparte de extremar los cuidados, es conveniente hacer más de una copia y mantenerla como original para futuras reproducciones.
  • Al abrir un libro no se lo debe forzar. Algunas encuadernaciones son estructuras poco funcionales. En esos casos, para evitar que el libro se rompa, no debe abrírselo completamente, sino respetar el ángulo de apertura que permita.

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